TABLEAUX VIVANTS

“Y en efecto, el cristal del espejo se estaba disolviendo, deshaciéndose entre las manos de Alicia, como si fuera una bruma plateada y brillante.
Un instante más y Alicia había pasado a través del cristal y saltaba con ligereza dentro del cuarto del espejo. Lo primero que hizo fue ver si había un fuego encendido en su chimenea y con gran satisfacción comprobó que, efectivamente, había allí uno, ardiendo tan brillantemente como el que había dejado tras de sí […]
Entonces empezó a mirar atentamente a su alrededor y se percató de que todo lo que podía verse desde el antiguo salón era bastante corriente y de poco interés, pero que todo lo demás era sumamente distinto. […]”

Lewis Carroll, A Través del Espejo y lo que Alicia encontró allí (1871)

En «La furia de las imágenes», Joan Fontcuberta examina la evolución de la representación visual a través de la era digital, trazando un recorrido desde los retratos pictóricos de la nobleza hasta la proliferación de selfies y las imágenes generadas por inteligencia artificial. En épocas pasadas, los retratos pictóricos y las carte devisite ofrecían una representación precisa de la esencia y el estatus de los individuos, democratizando así la imagen visual. Hoy en día, nos encontramos inmersos en una sobreabundancia visual en la que las imágenes digitales, intervenidas por sofisticadas herramientas de edición y algoritmos, desafían nuestras percepciones de verdad y autenticidad, todo ello en el marco de un capitalismo intensificado y aspiracional.

    Tableaux Vivants explora la simulación de imágenes generadas por inteligencia artificial a través del retrato fotográfico, con el propósito de reflexionar sobre la absurdidad de nuestra era y cuestionar el futuro de la representación humana. Este proyecto investiga la erosión de la autenticidad y la creatividad y la relatividad de la verdad visual en la contemporaneidad digital. A su vez, se conecta con el concepto freudiano de lo siniestro, en el que lo familiar se torna inquietantemente extraño: las imágenes generadas por IA, aunque imitan la realidad, la distorsionan de una manera que evoca el unheimlich. Desde una perspectiva formal, las imágenes resultantes son híbridas; mientras que el modelo es fotográfico, el fondo, un bosque enigmático creado mediante inteligencia artificial generativa, acentúa la noción de lo oculto, lo oscuro y la incertidumbre inherente a esta tecnología.